Subimos
al tren, no era muy moderno la verdad, era un poco rural. Con la
típica forma rectangular y los asientos cubiertos de cuero, algunos
desgarrados. Subimos las maletas al altillo y nos sentamos uno en
frente al otro. Yo, miraba el paisaje tranquilamente, mientras tanto,
en mi mente pasaban los recuerdos de la primera vez que subí a un
tren. No fue un buen viaje ya que unos chicos me cogieron como
rehén...pero eso fue de muy pequeña, así que no me acuerdo casi.
Miré hacia Imai, estaba leyendo un libro.
-“Los
casos de Akuma no Tamashi”-leí en voz alta.-¿No es donde vamos?
-Sí,
hicieron una novela.
-¿Y
esos casos...-me siento a su lado y miro de reojo el libro.-...son de
verdad?
-No
creo, demasiado ficticio. -sonríe nervioso.-A de más, no creo que
haya un demonio merodeando por esa villa.
-.solté
un grito de aventurera.-¡Quiero ver a ese demonio! Ojalá que
exista...
-No
digas bobadas Sora.-me da un pequeño golpecito y se levanta.-Voy al
baño.
-Ahora
te enfadas...-le miro seria.-No empieza bien este viaje.
-.se
acerca a mi y me besa dulcemente.-No digas tonterías, claro que
empieza bien.
-Sí,
lo pasaremos muy bien.-le devuelvo la sonrisa y veo como se dirige
hacia el baño.
Nada
más que veo como abandona el vagón, una niña de unos cinco años
se acerca a mi y me sonríe dulcemente. Tenía los ojos azulados y
grandes; el pelo liso y rubio, tapando un poco el ojo derecho con el
flequillo y llevaba puesto un precioso vestido de volantes azul
marino.
-Hola
señorita.-dice sonriendo mientras se apoyaba en el asiento de en
frente.
-Hola
princesa.-le digo con una sonrisa dulce.-¿A dónde vas?
-A
la aldea de mi yaya, vamos a ir a ver un santuario grande, grande
donde vive mi prima.-sonríe dulcemente.
-¿A
sí? ¿Y como se llama la aldea?-intento hacerme la simpática a
pesar de que quería saber a donde iba realmente.
-mmm
algo...como...Akusa...Akuta...-mira en el asiento donde estaba el
libro de Imai.-¡Esta es la aldea de la yaya!-sonríe y me da el
libro.
-Entonces...¿Vas
a Akuma no Tamashi?-sonrío dulcemente.
-Sí.-sonríe
dulcemente y me pone las manos encima de las rodillas.-¿Y tu dónde
vas?
-También
a esa aldea, estaremos todo el tiempo juntas en el tren.-me hago la
amigable.
El
rostro de la niña se volvió serio, sus grandes ojos me miraban
fijamente a los míos y aunque quisiera desviar la mirada no podía.
Su madre, al darse cuenta de lo nerviosa que estaba, la llamó. Pero
la niña no contestaba.
Imai
entra en el vagón y comienzo a hablar sobre la cola que había en el
baño, y solamente cuando ve a la niña se da cuenta de que no era un
buen momento para hablar. Me mira preocupado, viendo como mi piel se
volvía pálida y temblaba del miedo que tenía. No se porqué, pero
me agaché hasta rozar la oreja con la boca de la niña, la cual
soltó una risa fría y se acercó a mi oído.
-Yo
de ti...abandonaría este viaje.-me susurra.-El demonio va siempre a
los nuevos.
Después
de eso, vuelve con su madre. Yo, me quedo quieta, sin saber que
hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario