sábado, 26 de mayo de 2012

Camino hacia las sombras


Subimos al tren, no era muy moderno la verdad, era un poco rural. Con la típica forma rectangular y los asientos cubiertos de cuero, algunos desgarrados. Subimos las maletas al altillo y nos sentamos uno en frente al otro. Yo, miraba el paisaje tranquilamente, mientras tanto, en mi mente pasaban los recuerdos de la primera vez que subí a un tren. No fue un buen viaje ya que unos chicos me cogieron como rehén...pero eso fue de muy pequeña, así que no me acuerdo casi. Miré hacia Imai, estaba leyendo un libro.
-“Los casos de Akuma no Tamashi”-leí en voz alta.-¿No es donde vamos?
-Sí, hicieron una novela.
-¿Y esos casos...-me siento a su lado y miro de reojo el libro.-...son de verdad?
-No creo, demasiado ficticio. -sonríe nervioso.-A de más, no creo que haya un demonio merodeando por esa villa.
-.solté un grito de aventurera.-¡Quiero ver a ese demonio! Ojalá que exista...
-No digas bobadas Sora.-me da un pequeño golpecito y se levanta.-Voy al baño.
-Ahora te enfadas...-le miro seria.-No empieza bien este viaje.
-.se acerca a mi y me besa dulcemente.-No digas tonterías, claro que empieza bien.
-Sí, lo pasaremos muy bien.-le devuelvo la sonrisa y veo como se dirige hacia el baño.
Nada más que veo como abandona el vagón, una niña de unos cinco años se acerca a mi y me sonríe dulcemente. Tenía los ojos azulados y grandes; el pelo liso y rubio, tapando un poco el ojo derecho con el flequillo y llevaba puesto un precioso vestido de volantes azul marino.
-Hola señorita.-dice sonriendo mientras se apoyaba en el asiento de en frente.
-Hola princesa.-le digo con una sonrisa dulce.-¿A dónde vas?
-A la aldea de mi yaya, vamos a ir a ver un santuario grande, grande donde vive mi prima.-sonríe dulcemente.
-¿A sí? ¿Y como se llama la aldea?-intento hacerme la simpática a pesar de que quería saber a donde iba realmente.
-mmm algo...como...Akusa...Akuta...-mira en el asiento donde estaba el libro de Imai.-¡Esta es la aldea de la yaya!-sonríe y me da el libro.
-Entonces...¿Vas a Akuma no Tamashi?-sonrío dulcemente.
-Sí.-sonríe dulcemente y me pone las manos encima de las rodillas.-¿Y tu dónde vas?
-También a esa aldea, estaremos todo el tiempo juntas en el tren.-me hago la amigable.
El rostro de la niña se volvió serio, sus grandes ojos me miraban fijamente a los míos y aunque quisiera desviar la mirada no podía. Su madre, al darse cuenta de lo nerviosa que estaba, la llamó. Pero la niña no contestaba.
Imai entra en el vagón y comienzo a hablar sobre la cola que había en el baño, y solamente cuando ve a la niña se da cuenta de que no era un buen momento para hablar. Me mira preocupado, viendo como mi piel se volvía pálida y temblaba del miedo que tenía. No se porqué, pero me agaché hasta rozar la oreja con la boca de la niña, la cual soltó una risa fría y se acercó a mi oído.
-Yo de ti...abandonaría este viaje.-me susurra.-El demonio va siempre a los nuevos.
Después de eso, vuelve con su madre. Yo, me quedo quieta, sin saber que hacer. 

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